La atencion

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La atención es un proceso psicológico básico e indispensable para el procesamiento de la información de cualquier modalidad (imágenes, palabras, sonidos, olores, etc.) y para la realización de cualquier actividad. Su función es seleccionar del entorno los estímulos que son relevantes para llevar a cabo una acción y alcanzar unos objetivos (Ríos-Lago et al., 2007). Ayuda, facilita y participa en todos los procesos cognitivos superiores (Londoño, 2009). Es un proceso activo, no estático (Luria, 1984), que depende de los intereses, expectativas y experiencias previas del sujeto, por lo que exige una alta implicación conductual y emocional por parte del individuo. Obviamente, la motivación analizada anteriormente La motivación: bases fundamentales tiene un papel relevante en la capacidad atencional ya que impulsa nuestra conducta según los objetivos, intenciones, expectativas y/o premios que se quieran conseguir (Garrido, 2000).

No es un proceso unitario sino un conjunto de diferentes mecanismos que trabajan de forma coordinada. Se trata, pues, de un sistema complejo de subprocesos específicos que incluye percepción selectiva y dirigida, interés por una fuente particular de estimulación y esfuerzo o concentración sobre una tarea para poder realizarla lo mejor posible, así como memoria a corto y largo plazo.  Constituye el “mecanismo de activación o alerta de los procesos cognitivos” (Fernández-Trespalacios, 2004). Por todo ello, la atención es una función neuropsicológica que exige un esfuerzo neurocognitivo, precede a la percepción, a la intención y a la acción y tiene un papel importante en la capacidad de memoria y aprendizaje.
Ver o escuchar, atender y percibir no son procesos sinónimos. Atender o prestar atención nos permite enfocar los órganos de los sentidos sobre determinada información y focalizar selectivamente nuestra consciencia, filtrando y rechazando la información que no es deseada para la realización de una tarea que se lleva a cabo, resolver la competencia entre estímulos para su procesamiento en paralelo, temporizar las respuestas apropiadas, controlar la conducta y facilitar la percepción, memoria y aprendizaje  (Cooley y Morris, 1990; Bench et al., 1993; Desimone y Duncan, 1995).
La cantidad de información exterior a la que continuamente nos vemos sometidos excede la capacidad de nuestro sistema nervioso para poder procesarla por completo; por ello, es necesario que exista un mecanismo neuronal regulador que seleccione y organice las percepciones para una efectiva recepción de la información (Broadbent, 1958; Mesulam, 1985; Desimone y Duncan; 1995; Estevez-González et al., 1997). También, dicha recepción procede de factores internos tales como las expectativas, motivos e intereses personales. Por ello, de toda la información disponible en el medio externo e interno, sólo puede ser procesada una pequeña fracción en un tiempo dado (Perea y Ardila, 2009). La atención, por tanto, es el mecanismo regulador que, además de regular la entrada de información, está también implicada en su procesamiento (Cooley y Morris, 1990).
A grandes rasgos, la atención se puede dividir en dos grandes bloques: a) la atención voluntaria, que depende del individuo y de sus motivaciones personales, y b) la atención involuntaria, producida por la atraccion del medio eteriorucida por la atracci de sus motivaciones personales, y b) la atencironales que interactón del medio exterior (Rosselló-Mir, 1996).

Caracteristicas de la atencion.
  • la intencionalidad que ayuda a activar, enfocar y mantener la atención en lo que es relevante para el aprendizaje actual o posterior
  • las expectativas del individuo como función activadora y selectiva de la atención, cuyo componente anticipatorio, incide e influye significativamente en la atención, así como en la percepción y la cognición en general
  • la activación o puesta en marcha y mantenimiento de los procesos cognitivos de procesamiento de la información
  • la orientación o capacidad de dirigir los recursos cognitivos a objetos o acontecimientos de manera voluntaria, por ejemplo, decidir leer o escuchar música
  • la focalización o habilidad en centrarse en uno o unos cuantos estímulos a la vez. Es decisivo el significado de los estímulos y sentido de la tarea para el sujeto
  • la concentración se refiere a la cantidad de recursos de atención que se dedican a una actividad en concreto
  • la flexibilidad se refiere a la capacidad para cambiar corrientes de pensamiento y acción con el objetivo de responder a situaciones de diferentes maneras
  • la ciclicidad se refiere a la capacidad de atención según los ciclos básicos de actividad y descanso.
  • Estas características ayudan a comprender mejor el funcionamiento de la atención, tanto en la realización de las tareas como en la adaptación que hace el individuo en cuanto a la dificultad o facilidad para poder realizarlas (Rivas, 2008).  Por ello, la respuesta al entorno depende en gran medida del proceso atencional, el cual participa en la codificación y el análisis de información de variada modalidad sensorial (Londoño, 2009). 
    Hemos de diferenciar dos dimensiones de la atención: la intensidad y la selectividad. La intensidad tiene relación con el “grado de concentración” hacia una tarea o acontecimiento, así como la capacidad de atención sostenida. Ésta variará principalmente en función del grado de interés y el significado de la información. La selectividad se divide en focalizada y dividida.
    En síntesis, la capacidad atencional se encarga de seleccionar de entre varios estímulos “el” o “los” más relevantes y, a su vez, ayudar a mantener la atención por períodos de tiempo limitado, e incluso alternando pasando de una tarea a otra, con el fin de lograr un objetivo (Londoño, 2009).
  • Tipos de atencion. 

    • Alerta o “arousal”, vigilia o consciencia: corresponde al nivel de consciencia determinado o grado de alerta, en contraposición al sueño o al estado comatoso. Es la capacidad de estar despierto y mantener la alerta.
    • Span atencional o amplitud de atención: especifica el número de estímulos o elementos evocados (golpes rítmicos, dígitos) que somos capaces de repetir inmediatamente tras la presentación de la información, distinguiéndose diferentes modalidades (acústica, auditiva-verbal, visuoespacial).
    • Atención selectiva o focalizada: es la habilidad mediante la cual podemos enfocar la atención en una sola fuente de información o bien en la realización de una tarea, mientras se ignoran los distractores que pueden interferir. Permite seleccionar, de varias posibles, la información relevante a procesar. Este tipo de atención se utiliza cuando, por ejemplo, un niño tiene que escuchar en clase las explicaciones del profesor e ignorar los ruidos externos que provienen del patio.
    • Atención de desplazamiento: es la capacidad de enfocar o desenfocar información prioritaria existente en una u otra área del mismo o diferente hemicampo visual.
    • Atención serial: es necesaria para llevar a cabo tareas de búsqueda y cancelación de un estímulo repetido entre otros que ejercen de distractores. Se trata de un subproceso de la atención selectiva.
    • Atención alternante: es la habilidad que requiere o implica redirigir la atención y cambiar rápidamente en función de la demanda de las tareas, es decir, la capacidad que permite poder cambiar el foco atencional entre tareas que implican requerimientos cognitivos diferentes (Sohlberg y Mateer, citados por Ríos-Lago et al., 2007). Es precursora de la atención dividida.
    • Atención dividida: dual o compartida, es la capacidad de responder simultáneamente a un doble estímulo, es decir, la capacidad de atender a dos cosas al mismo tiempo. Se trata de distribuir los recursos atencionales entre diferentes tareas (Sohlberg y Mateer, citados por Ríos-Lago et al., 2007). Este tipo de atención es la que permite a un niño escuchar en clase, tomar apuntes y reaccionar ante algún acontecimiento imprevisto que surja. Por tanto, requiere cierto dominio de las tareas a realizar, es decir, es necesario haberlas practicado suficientemente para volverlas automáticas o independientes de la atención (Schneider y Shiffrin, 1977).
    • Atención de preparación: es el proceso atencional para llevar a cabo una operación cognitiva, movilizando los esquemas o respuestas más apropiadas a la tarea que tenemos que hacer, y que implica la activación de las zonas cerebrales donde debe realizarse el proceso neurocognitivo
    • Atención sostenida o capacidad atencional, concentración o vigilancia: es la capacidad de mantener una respuesta de forma consistente durante un período prolongado de tiempo. Por ejemplo, atender la explicación en clase durante al menos 45 minutos. Para conseguir mantener la atención de manera eficaz es necesario que haya unos niveles mínimos de activación, a pesar de que existan ciertas fluctuaciones o cambios de intensidad de atención. En este tipo de atención pueden englobarse distintos aspectos: el mantener la atencion, a lo largo del tiempo, la organización y autodirección del proceso y la cantidad de esfuerzo o intensidad de la atención.

  • Modelos teoricos de la atencion.

  • La atención es un estado neurocognitivo cerebral de preparación que precede a la percepción y a la acción, y el resultado de una red de conexiones corticales y subcorticales de predominio hemisférico derecho (Posner y Petersen, 1990; Estévez-González et al., 1997). Sin atención no sería posible almacenar información en la memoria ni acceder al aprendizaje. Por otra parte existe una clara relación entre atención, funciones ejecutivas e inteligencia (Charlton et al., 2008; Rabbit et al., 2007).


  • En la atención se integran componentes perceptivos, motores y límbicos o motivacionales, por lo que la complejidad conceptual, neuroanatómica y neurofuncional de la atención hace que no pueda quedar reducida a una simple definición, ni ligada a una única estructura anatómica o explorada con un simple test o prueba (Mesulam, 1990). Se trata, pues, de un conjunto de procesos complejos sustentado por diferentes redes neuronales que interactúan entre sí.

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